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Ángeles Contreras y Antonio Peréa Villalón se suman al insulto y escarnio gratuitos


El ser humano tiene la capacidad de mentir de manera intencional, es decir, puede engañar a otros a sabiendas de que lo está haciendo. Esta capacidad del lenguaje humano es llamada en lingüística prevaricación. Dicha característica no es reproducida por los animales, pues no son capaces de transferir un mensaje cuyo contenido sea falso, es decir, un animal puede emitir su grito de alerta aunque no venga un depredador, pero solo si él cree que viene. Por tanto, el contenido del mensaje transmitido entre animales siempre estará determinado por la naturaleza. Pero Montserrat González de la Rubia Saavedra no es un animal, al menos en el sentido literal de la palabra.

El 18 de Agosto de 1916, Montserrat Gonzalez de la Rubia intervenía en Facebook con una batería de acusaciones carentes de fundamento y con aún menos pruebas que fundamento.

Esta señora acusa a una persona o varias, entre las que estarían el poeta Marcelo Roberto Galán Capel, el entrenador personal Manuel Gracia León, el escritor Carlos Mario Leal Álvarez o el editor José Antonio Alías García, de haberle hackeado, ella escribe "jaqueado", su correo electrónico para inscribirla en varias clínicas de cirugía estética y adelgazamiento. Acusación absurda donde las haya, puesto que cualquiera puede hacer algo parecido sin necesidad de hacerse con el control del correo electrónico de la victima, simplemente consignando sus datos en la solicitud de información que muchas de estas empresas tienen en sus páginas web.

También acusa la señora Montserrat a estas personas de haberle hecho un perfil falso de Facebook y un grupo, según ella, también falso. El que escribe no entraría en valoraciones de juicio sobre lo primero. Nadie tiene derecho a usurpar la identidad de otro. Sin embargo, según fuentes consultadas, este perfil supuestamente falso aparece bajo el nombre de Gonzálo de la Birria, con lo que la usurpación de identidad queda claramente descartada.

Más curiosa si cabe es la acusación de la creación de un grupo de Facebook falso. ¿Que es lo que hace falso a un grupo? ¿Que sus participantes sean todos perfiles falsos? Al parecer, la señora Montserrat lo define como falso porque está dedicado a ella o, lo que sería más preciso decir, que lleva sus apellidos y está hecho por sus víctimas para defenderse de ella: https://www.facebook.com/groups/Gonzalezdelarubia Sorprende en gran manera que Montserrat González de la Rubia se presente como agente literario y demuestre tanta ignorancia en sus afirmaciones, puesto que los grupos de Facebook son páginas pensadas para aficiones, intereses o temas capaces de captar el interés y aglutinar a otros participantes, que lo harán desde sus respectivas páginas de perfil. Así un grupo dedicado a Elvis Presley, a la Selección Española de Fútbol o a ella misma nunca será falso, aunque los integrantes nunca tocaran en la banda de Elvis, no jueguen en la selección o a ella no le guste, ya que no contraviene las normas internas de Facebook.

Pero si existe una acusación verdaderamente pérfida y malintencionada es la de acusar a estos señores de haber publicado pornografía infantil en este grupo. La fotografía erótica, que no pornográfica, a la que se refiere esta señora, parece ser parte de un anuncio aleatorio de pago publicado en Facebook por un tercero y en inglés, que nada tiene que ver con esta batería de acusaciones, afeada con el ruín y zafio comentario que se hace de una menor y que por alusiones parece referirse la hija de tan solo tres años de edad del editor José Antonio Alías.

Por otro lado, al acusar a una de estas personas, con las que Montserrat tiene una enemistad manifiesta y en el caso de estar en lo cierto, se imputa injustamente un falso delito al resto de estas personas, lo que constituye en si mismo un delito de calumnia contra cada uno de ellos en un claro ejercicio de prevaricación.

La guinda de todo este pastel la rematan los protagonistas de esta noticia. Dos incondicionales amigos de la señora Montserrat que, o bien sin la información necesaria, bien con la información sesgada e interesada filtrada por esta señora o bien por el más elemental ejercicio chafarderil propio del mas imprudente de los "marujeos", se apuntan al escarnio público para delinquir, difamando y llamando a estas personas cosas como "fantas" o "canallas". Estos dos personajes que entran en escena, tan ligeras de juicio y moral como de sentido común, son Ángeles Contreras y Antonio Perea Villalón.

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